martes, 30 de junio de 2015

El consumo de etanol por chimpancés apoya la Hipótesis del Mono Borracho

Chimpancés felices con fruta (21-02-2013)
Chimpancés del Santuario Nacional de Chimpancés de Louisiana. Foto: Gtres.
El gen ADH4 codifica la enzima ADH4, que se encuentra en el estómago, la garganta y la lengua de los primates y muchos vertebrados y exhibe en los humanos una alta actividad para la oxidación de etanol.

Matthew A. Carrigan et al (2015) han estudiado el gen  ADH4 en 28 mamíferos diferentes, incluyendo 17 primates. Examinaron los árboles genealógicos de estas 28 especies, para investigar su filogenia y cómo los genes ADH4 evolucionaron con el tiempo. Probaron la capacidad de los distintos alelos actuales y ancestrales de romper el etanol y otros alcoholes.

Los resultados sugieren que una única mutación genética, hace ca 10 Ma proporcionó a los simios africanos una mayor capacidad para romper el etanol. Este cambio ocurrió aproximadamente cuando nuestros antepasados ​​adoptaron un estilo de vida terrestre y pudo incrementar la capacidad de alimentación con la fruta más madura y fermentada que cae al suelo, permitiendo superar la crísis climática del Vallesiense (Hipótesis del Mono Borracho). El orangután, que se separó del resto de los simios hace más de 10 Ma, y que presenta un comportamiento más arborícola, no muestra esta variante.

Por consiguiente, los humanos podrían estar predispuestos genéticamente al consumo de etanol, que satisfaría necesidades nutricionales. La disponibilidad de las bebidas alcohólicas tras el descubrimiento de la destilación sería la causa de los problemas de alcoholismo, al exponer el organismo a unos niveles muchos más altos que los generados por las frutas fermentadas.

Kimberley J. Hockings, Nicola Bryson-Morrison, Susana Carvalho, Michiko Fujisawa, Tatyana Humle, William C. McGrew, Miho Nakamura, Gaku Ohashi, Yumi Yamanashi, Gen Yamakoshi y Tetsuro Matsuzawa presentan evidencias de ingestión recurrente (1995-2012) de etanol a partir de la palma rafia (Raphia hookeri, Arecaceae) por los chimpancés salvajes (Pan troglodytes verus) de Bossou en Guinea, África Occidental, utilizando una hoja a modo de esponja. La ingesta esta bebida alcohólica, se efectúa a menudo en grandes cantidades, a pesar de una presencia media de etanol de 3,1% de alcohol por volumen  que llega a alcanzar el 6.9%.

Enlace
Comentarios de Charles Q. Choi
Comentarios de Jennifer Viegas
Comentarios de Michael Balter
Comentarios de Abby Phillip
Comentarios de Agata Blaszczak-Boxe
Comentarios de Nadia Whitehead
Comentarios de Victoria Gill
Comentarios de Karen Hopkin
Comentarios de Henry Nicholls
Comentarios de Nicholas Bachalar

lunes, 29 de junio de 2015

Las vértebras de Lucy



Comparación de AL 288-1am con las vértebras de otros Homininae.
El espécimen de Australopithecus afarensis AL 288-1 (Lucy)  fue hallado por Donald Johanson y Tom Gray en 1974. Datado en 3,2 Ma. Lucy fué una hembra adulta de 25 años. Se encontró el 40% de su esqueleto. La pelvis, el fémur y la tibia demuestran que era bípeda. Medía 1'07 cm de altura y pesaba 28 kg.

Se asignaron a Lucy nueve vértebras. AL 288-1am fue identificada por Johanson et al. (1982) como una vértebra torácica de posición superior, probablemente en el intervalo T1-T4. Cook et al (1983) la clasificaron como T3 o T4.
AL 288-1am, ha sido reevaluada por Marc R. MeyerScott A. WilliamsMichael P. Smith y Gary J. Sawyer. Cuando se compara con las otras vértebras, AL 288-1am cae muy por debajo del tamaño esperado. Además, presenta caracteres no métricos ausentes en los homínidos, pero comunes en papiones de cuerpo grande. Los análisis cuantitativos sitúan esta vértebra dentro del género Theropithecus (probablemente T. darti), que hoy está únicamente representado por el babuino gelada pero que abunda en el depósito de Hadar, donde se descubrió a Lucy. 

En cuanto al resto de las vértebras, los autores ha efectuado nuevas asignaciones de posición resultando una serie continua de vértebras torácicas, desde T6 a T11.
  • Los autores coinciden con Cook et al (1983) en la asignación de AL 288-1ae, -1af, y -1ag a T6, T7 y T8, respectivamente.
  • A pesar de las similitudes en tamaño y forma, Cook et al (1983) no encontraron una articulación entre -1ag y la -1ad, lo que sugiere que entre estas dos vértebras falta una tercera y consideraron que T9 estaba ausente y -1ad se atribuyó a T10, la antepenúltima véertebra torácica. Johanson et al (1982), sin embargo, observaron que estas dos vértebras articulan "razonablemente bien". Los autores agribuyen también -1ad al nivel T9, en base a la morfología y la posición de las facetas articulares costales y apófisis transversa.
  • Johanson et al. (1982) y Cook et al (1983) asignaron -1ac  a la posición T11. Sin embargo, en esta vértebra se puede observar la morfología típica de T10 y además articula claramente con -1ad suprayacente. 
  • Los autores asignan -1ai a T11. AL 288-1ai conserva sólo el arco neural derecho (sin apófisis espinosa), pero para Johanson et al (1982) y Cook et al (1983), la atribución de -1ai al nivel T12 fue determinada por la morfología de transición de sus facetas articulares. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que los primeros hominini diferían de la configuración humana moderna en que la vértebra transicional se encuentraba en el penúltimo nivel torácico en lugar del último (Haeusler et al, 2002Haeusler et al., 2011 y Williams et al, 2013). Cabe señalar que la morfología de la apófisis transversa de -1ai coincide con la de la T11 de A. sediba.
  • -1aa  fue asignada por Cook et al (1983) a L2. Los autores encuentran evidencia para reasignarla a L3 (Lovejoy, 2005), debido a la morfología del centrum y las proporciones y la geometría de las facetas articulares.
  • AL 288-1ab es un proceso espinoso lumbar aislado Cook et al (1983) lo atribuyó a L3-L4. Los autores sugieren que corresponde mejor con L2, dada su longitud relativa, robustez, y forma general.
Australopithecus afarensis

Las vértebras de Lucy.


    viernes, 26 de junio de 2015

    El dominio del fuego

    Primeras evidencias de uso del fuego. L. Attwell et al, 2015.

    El dominio del fuego representó una mejora importante en las estrategias de subsistencia. Permitió tratar los alimentos, alargar las horas de luz, calentar y ahuyentar a los animales. Además, fue un factor de concentración de las actividades domésticas contribuyendo a la socialización y al desarrollo del lenguaje articulado. Su papel fue fundamental en la encefalización, hominización y colonización europea y centroasiática. Sin embargo, el uso sistemático del fuego en África, Asia y Europa no parece generalizarse hasta hace 0,2 Ma. Cabe preguntarse qué puede explicar un lapso tan grande entre las primeras utilizaciones esporádicas y esta generalización.

    Es razonable suponer que los primeros Hominini sufrían los incendios que de forma natural suelen producirse en los pastizales (Hipótesis del primate pirofílico. Parker et al, 2016). Distintas observaciones en los chimpancés de Fongoli, Senegal (Pruetz y LaDuke, 2010; Jill D. Pruetz y Nicole M. Herzog, 2017) sugieren que esta familiaridad básica pudo ir acompañada de la capacidad de inferir el movimiento de los incendios y alterar el comportamiento en consecuencia. Durante los últimos 8-6 Ma, pudo surgir la capacidad de mantener esos incendios en el tiempo para aprovechar la luz y el calor. Es casi imposible reconstruir esta primera etapa en nuestra relación con el fuego y sigue siendo muy especulativa.

    La intencionalidad en el uso del fuego es evidente cuando encontramos hogares con un perímetro delimitado por piedras o cuando se preparan en oquedades previamente excavadas en el suelo (Para la identificación e interpretación de los restos de combustión, ver Vera Aldeias, 2017 y Carolina Mallol y Auréade Henry, 2017).

    En la sección FxJj20 de Koobi Fora, un hogar, hallado al lado de herramientas líticas tipo Karari, fue datado en 1,5 Ma. Para Randy Bellomo  (Bellomo, 1991, 1993, 1994; Bellomo y Kean, 1994; Hlubick et al, 2017; Hlubick et al, 2019), tiene un origen humano. Su función debió de relacionarse con el calor, la luz y la protección contra los depredadores, ya que no hay herramientas ni restos óseos quemados.

    Con esa misma datación, también hay indicios de uso del fuego (arcillas quemadas) en Chesowanja (Kenia; Gowlett et al, 1981).

    También se ha informado el hallazgo de rocas quemadas en Gadeb y otras localidades aisladas del Middle Awash (Barbetti et al, 1980; Clark y ​​Harris, 1985).

    En 1988, C. K. Brain y Andrew Sillen descubrieron en Swartkrans (Sudáfrica) fragmentos de huesos de antílope, jabalí, cebra y mandril aparentemente quemados, datados en 1,4 Ma pero la cueva es descendente y pudieron haber llegado desde fuera en un momento más reciente. En el mismo nivel sólo se encontraron parántropos, pero la identidad de los Hominini que usaron el fuego no está del todo clara porque en un nivel superior se han encontrado restos de Homo. Brain y Sillen consideran insuficientes los indicios disponibles para poder asignar el control del fuego a una especie u otra (Gómez de la Rúa y Díez Martín, 2009; Menéndez et al. 2011).

    En la cueva Wonderwerk (África del Sur) se han hallado restos de huesos y plantas quemadas, datados en 1 Ma en diferentes lugares, 30 m hacia el interior (Francesco Berna et al, 2012). En la unidad 9b hay también restos de fuego. La unidad fue datada en 1,7 Ma, pero esta datación es inconsistente con las herramientas achelenses halladas en el estrato 10.

    En 2011, Michael Walker presentó los resultados del estudio de los restos de cenizas y huesos calcinados y sílex moldeado por el calor de la Cueva Negra (Río Quípar, Caravaca de la Cruz, Murcia, España) datados en 0,80 Ma (Walker et al, 2016; Rhodes et al, 2016).

    Gesher Benot Ya’aqov, en el Valle del Jordán, data de 0,79-0,6 Ma. El más antiguo hogar, comunmente aceptado, con concentración de madera quemada y grupos aislados de herramientas achelenses de sílex quemadas (Goren-Inbar et al, 2000, 2002, 2004; Alperson-Afil y Goren-Inbar, 2006; Alperson-Afil et al, 2007; Alperson-Afil y Goren-Inbar, 2010; Alperson-Afil, 2017).  Los análisis de termoluminiscencia indican que madera y artefactos de pedernal fueron quemados continuamente a lo largo de 100 ka y la distribución de los restos líticos sugiere la utilización de áreas específicas para la quema.

    El yacimiento de Chu-ku-tien (o Zhoukoudian, China), datado en 0,78-0,68 Ma (Rolland, 2004) presenta huesos, conchas, cáscaras de huevo y herramientas líticas quemados y restos de lo que podrían ser hogares (Maohua Zhong et al, 2014; noticia de prensa, 2015; Gao et al, 2017) asociados con Homo erectus. Breuil y Lantier (1959) interpretaron la acumulación de calotas del yacimiento como un tipo de canibalismo ritual. Para Binford y Ho (1985) el fenómeno debe atribuirse a las hienas y a la meteorización.

    En la cueva de Panxian Dagong (Guizhou, China) se han recuperado restos faunísticos y líticos junto a evidencias incontestables del uso del fuego: carbones, huesos quemados y cenizas. La abundancia de restos apendiculares y craneales de animales de gran talla se debe a un transporte selectivo por parte de los homínidos (Miller-Antonio et al, 2000). Los restos líticos son de mediocre calidad y se cree que las herramientas líticas fueron sustituidas por dientes de grandes ungulados y por bambú. Este yacimiento demuestra que el erectus fue capaz de desarrollar estrategias cinegéticas complejas.

    A partir de 0,45 Ma, las evidencias de hogares se hacen comunes en toda Europa.
    • Menez-Dregan (costa atlántica francesa) ha proporcionado diversos hogares asociados a útiles achelenses. Concentración de carbones y huesos quemados de rinoceronte rodeados por un círculo de piedras. 0,465-0,380 Ma (Mercier et al, 2004).
    • En Beeches Pit (Suffolk, Este de Inglaterra) se han localizado diversos hogares con restos de huesos y sedimentos quemados, así como algunos sílex sometidos a 400ºC de temperatura, con una datación de 0,4 Ma (Preece et al, 2006). La distribución de los artefactos sugiere un hogar central alrededor del cual se fabricaban herramientas. 
    • Aroeira (Portugal). Huesos quemados en un contexto bien definido. Doura et al, 2017.
    • En 1995 Hartmut Thieme excavó el yacimiento de Schöningen (sur de Alemania) hallando restos de utilización de fuego hace 0,4 Ma (Thieme, 2005).
    • Bilzingsleben (Alemania). Indicios de uso de fuego datados en 0,37 Ma (Mania y Mania, 2005).
    • En Terra Amata (Niza) Henry de Lumley documentó un círculo de piedras rodendo una oquedad de 30 cm de diámetro en cuyo interior aparecieron restos de ceniza y carbón.
    • En Vertesszöllos (Hungría) apareció un pequeño hogar en forma de cubeta y sobre él, huesos quemados y carbones. Ha sido datado en 0,38 Ma. Dudoso.
    • En la Cueva del Ángel (España), existe un depósito arqueológico con una gran amplitud cronológica que se situaría entre los 0,48-0,1 ka. La estratigrafía que es visible en más de seis metros de potencia, no parece mostrar periodos de interrupción del hábitat humano, muy al contrario, la superposición de hogares en la misma -que pueden llegar a alcanzar hasta los 60 cm. de espesor- confirman que las perduraciones son muy importantes.
    • Los hogares de la Cueva Bolomor, España se han datado en hace 0,23 Ma (Peris et al, 2012). Las fogatas no fueron de larga duración y no se repitieron exactamente en los mismos puntos. El tiempo entre cada fuego varió y las características de la zona sugieren que eran utilizados para la subsistencia.
    Según Ron Shimelmitz et al (2014), mientras que los Hominini podrían haber utilizado fuego de vez en cuando, tal vez de manera oportunista, desde hace algunos millones de años, sólo se convirtió en un elemento constante en las adaptaciones de comportamiento durante la segunda parte del Pleistoceno Medio. Las piedras quemadas en una secuencia de 16 m de profundidad de los yacimientos arqueológicos en Cueva Tabun, Israel, junto con los datos del registro arqueológico levantino, demuestran que el uso regular o habitual de fogatas se desarrolló en esta región hace entre 350-320 ka.

    Yacimientos europeos con indicios de uso del fuego (Wil Roebroeks y Paola Villa, 2011, con el añadido de Aroeira):

    Yacimiento Datación
    Fuentenueva 3 (España)  1.2-1.4 Ma
    Barranco Léon (España) 1.2-1.4 Ma
    Atapuerca Sima del Elefante, TE7-TE16  (España) 1.2 a 0.78 Ma
    Atapuerca Gran Dolina TD4-TD10 (España) c.990 a MIS11/9
    Vallparadis, unit 7 (España) c. 800 ka
    Happisburgh 3 (Inglaterra) c. 800 ka
    Pakefield (Inglaterra) c. 700 ka
    Venosa Notarchirico (Italia) 640 ± 70 ka
    Isernia (Italia) 606 ± 2 ka
    Treugol´naya Cave, layers 7a-4b (Northern Caucasus, Rusia) MIS 15-11
    Kozarnika, layers 13-11a (Bulgaria) > 500 ka
    Visogliano, layers 44-41 (Italia)  MIS 13 o 11
    Boxgrove (Inglaterra) MIS 13
    High Lodge (Inglaterra) MIS 13
    Miesenheim I (Alemania) MIS 13
    Arago, layers D-Q (Francia) MIS 10-14
    Beeches Pit, beds 3b, 5 and 6 (Inglaterra)
    Aroeira (Portugal)
    MIS 11
    MIS 11
    Schöningen13 I (Alemania) MIS 9-11
    Schöningen 13 II-4, the spear site (Alemania) MIS 9-11
    Vérteszöllös (Hungría) MIS 9-11
    Bilzingsleben (Alemania) MIS 9-11
    Barnham (Inglaterra) MIS 9-11
    Lunel Viel (Francia) MIS 9?
    Terra Amata (Francia) 380 ± 80 ka (ESR) 239 ± 40 ka (TL) 
    Petit Bost layer 2 (Francia) MIS 9/8
    Orgnac 3, layers 2, 6 (Francia) MIS 9 and 8
    Les Bosses (Francia) MIS 8?
    Rozumice site C, layers 10, 7 and 4 (Polonia) MIS 8 (dataciones OSL)
    Payre, units G, F (Francia) MIS 8 final, MIS 7
    Grotte Vaufrey, layer VIII (Francia)  MIS 7
    Maastricht-Belvédère Unit IV (Holanda) MIS 7 
    Menez Dregan layer 4c-5 (Francia)  MIS 7
    Ehringsdorf (Alemania) MIS 7
    Campitello Quarry (Italia) MIS 7 final
    Biache-Saint-Vaast (Francia), layer IIa and D1 MIS 7
    Pech de l'Aze II, layer 7, levels b and c (Francia) MIS 6 o 8
    La Cotte de St. Brelade, layers C-D (Jersey Islands, U. K.) MIS 7-6
    Bau de l'Aubesier, layer H-1 (Francia) MIS 7-6
    Pontnewydd (Inglaterra) MIS 7-6
    Bolomor, Layers XIII, XI, IV, II  (España) MIS 7-5e
    Port Pignot, fossil beach at 9-13 m asl (Francia) MIS 7 final-MIS 6
    Grossoeuvre, two occupation levels in a doline (Francia) MIS 7 final; MIS 5
    La Roche Gélétan (Francia)  MIS 6
    Lazaret cave (Francia) MIS 6
    Barbas I , layer C'3 (Francia)   MIS 6
    Therdonne N3 (Francia) MIS 6
    Gouberville, two occupation levels (Francia) MIS 6
    Combe Brune (Dordogne, Francia) MIS 6
    Moravský Krumlov IV (República Checa) MIS 6
    Theopetra Cave, Unit II  (Grecia) MIS 5e
    Wallertheim A (Alemania) MIS 5e
    Neumark Nord 2 (Alemania) MIS 5
    Taubach (Alemania) MIS 5
    Villiers-Adam (Francia) MIS 5
    Moula-Guercy, level XV (Francia) MIS 5
    Grand Abri aux Puces (Francia) MIS 5
    Grotte Vaufrey layer IV (Francia) MIS 5
    Bau de l'Aubesier, layer IV (Francia)  MIS 5
    Kůlna, level 6-11 (República Checa) MIS 5
    Fresnoy-au-Val, series 2 (Francia)  MIS 5
    Molinons, level A (Francia) MIS 5
    Tönchesberg 2B (Alemania) MIS 5
    Remicourt (Bélgica) MIS 5
    Les Forets (Francia) MIS 5
    Riparo del Molare, levels 48 and 49 (Italia)  MIS 5
    Grotta Grande di Scario, level 8 (Italia) MIS 5
    Les Canalettes, layers 2-4 (Francia) MIS 5
    Balver Höhle (Alemania) MIS 5
    Königsaue A & B (Alemania) MIS 5 (estratigrafía)
    Abri du Rozel (Francia) MIS 5 d-c
    Grotta dei Moscerini (Italia) MIS 5c a MIS 4
    Buhlen "Unten" (Alemania) MIS 5
    Seclin, layers D7 and D4 (Francia) MIS 5c
    Pech de l'Aze IV layer 8 (Francia) MIS 5c
    Berigoule, levels I-II (Francia) MIS 5 final
    Pié-Lombard (Francia)  MIS 5 final
    Abri du Maras, layers 8-1 (Francia) MIS 5 final a MIS 3
    Buhlen "Oben" (Alemania) MIS 5a-3
    Roc de Marsal (Francia) MIS 5a a MIS 3
    Saint-Vaast-la-Hougue (Francia) MIS 5-4
    Baume Vallée (Francia) MIS 5a
    Lakonis (Grecia) MIS 5-3
    Grotte de Cotencher (Suiza) MIS 5-3
    Combe Grenal, (Francia) MIS 5-3
    Schafstall (Alemania) MIS 5-3
    Göpfelsteinhöhle (Alemania) MIS 5-3
    Port Racine (Francia) MIS 5 final/MIS 4
    Sesselfelsgrotte, Layers M-G (Alemania) MIS 5 a 3
    Saint-Marcel, layers u-e (Francia) MIS 5 (layer u) a 3 (layers h-g, e-f)
    Beauvais, layers C1 and C2  (Francia) MIS 4/3
    Abri du Brugas layer 4 (Francia)  MIS 4/3
    Vilas Ruivas (Portugal)  MIS 4/3
    Baume des Peyrards, upper levels (Francia) MIS 4/3
    La Combette, layer D, E, F/G (Francia) MIS 4/3
    La Roquette II, layers 2 and 3 (Francia)  MIS 4/3
    Abric Romaní (España) MIS4 final -MIS 3 (60 a 40 ka cal BP)
    Grotte XVI, Layer C, Francia MIS 4
    Les Pêcheurs, sector 4, level 2 (Francia) MIS 4
    Grotte du Renne, Arcy-sur-Cure, XIV-XI (Francia) MIS 3
    Grotte du Bison, Arcy-sur Cure, layer I3 (Francia) MIS 3?
    El Castillo Cave, layer 20 (España) MIS 3; datado por  AMS 43.3 ± 3.8 BP
    Gorham cave (España) MIS 3 secuencia datada entre 51 y 30-32 ka
    Grotte Mandrin, level 6 (= top of layer E)  (Francia) MIS 3 (c. 38/39 ka)
    Vanguard Cave, upper unit  (España) MIS 3 (45-49 ka, dataciones 14C AMS y OSL)
    Pech de l'Azé I, Layer 4 (Francia) MIS 3 (44.5-48.1 14C cal BP)
    Axlor, level N (España) MIS 3
    Espagnac (Francia) MIS 3
    Fonseigner (Francia) MIS 3
    Ioton, layer Ag (Francia) MIS 3
    Bockstein III (Alemania) MIS 3
    Mauran (Francia) MIS 3, dataciones ESR, 65-45 ka
    El Salt, layers XII-IX and VIII-V (España) MIS 3
    Abric del Pastor (España) MIS 3
    Esquilleu Cave, units C and B (España) MIS 3
    Mujina Pećina, level D2 (Croacia) MIS 3
    Piekary IIa, layers 7c-a (Polonia) MIS 3
    Klissoura Cave, layers VI-XX (Grecia) MIS 3
    Feldhofer Grotte (Alemania) MIS 3
    Hortus (Francia) MIS 3
    Cantalouette II (Francia) MIS 3
    Jonzac, unit 8 Denticulate Mousterian, and unit 4 MTA (Francia) MIS 3
    Saint-Brice-sous-Rânes (Francia) MIS 3
    Grotte du Noisetier, Layer 1 (Francia) MIS 3
    La Rochette, layer 7 (Francia) MIS 3
    Castelcivita, Mousterian excavation levels 19, 20, 21, 26, 27 (Italia) MiS 3
    Oscurusciuto, units 7 and 9 (Italia) MIS 3
    Ranc de l'Arc, layers 4 and 5 (Francia)  MIS 3
    Le Moustier, Layers G-J  (Francia) MIS 3
    La Quina,coupe Nord, layers 8 and 6 (Francia) MIS 3
    Barbas III, layer C4 (Francia) MIS 3
    Saint-Césaire, layers 12-10 (EGP-EGPF) Denticulate Mousterian (Francia) MIS 3
    Ripiceni Izvor, level III-IV (Rumania)  MIS 3
    Gabasa Cave, level g (España) MIS 3
    Kabazi V, units II and III (Crimea, Ucrania) MIS 3
    Molodova I and V (Ucrania) MIS 3
    Ksiecia Jozefa, layer III (Polonia) MIS 3
    Divje babe 1, layers 6,8 and 10/11 (Eslovenia) MIS 3
    Roca dels Bous, level 10 (España) MIS 3
    Higueral de Valleja Cave, layers VI a VIII (España) MIS 3 temprano
    La Folie (Francia) principios de MIS 3
    Champlost (Francia) MIS 3

    La cerámica hallada más antigua apareció en la cueva Xiarendong, China, datada en 20 ka (Xiaohong Wu el al, 2012) y pudo tener uso culinario. Pero la cerámica no es una condición necesaria para la cocina. Para la cocción pudieron usarse recipientes de piel o de intestinos suspendidos sobre el fuego.

    L Attwell et al (2015) resumen las consecuencias de la utilización del fuego.

    • Fotoperiodicidad.
      • Según Burton (2009) la luz del fuego, mediante la ampliación de las horas del día, pudo tener consecuencias fisiológicas para los ciclos diarios y anuales. La luz azul (446-477 nm) tiene un gran efecto sobre los ritmos circadianos humanos (Lockley et al, 2003): una exposición de 1,5 horas es suficiente para modificar el reloj interno en 3 horas (aunque la intensidad de la luz es también importante). La luz azul se encuentra en la base de
        una llama.
        • Pudo influir en la extensión en los humanos del periodo reproductivo, al contrario que los chimpancés, que concentran los nacimientos en la estación húmeda, cuando los recursos son más abundantes.
        • La melatonina está regulada por la luz, que suprime su producción. Disponemos de una evidencia creciente en pequeños mamíferos e insectos de que el fotoperiodo se transmite a la siguiente generación durante el desarrollo fetal a través de los patrones de secreción de la melatonina materna (Goldman, 2003), pero esto aún no se ha demostrado en los seres humanos (Wehr, 2001).
          • En monos rhesus, la pubertad está provocada por el alto nivel de melatonina cuando los días son cortos (Wilson y Gordon, 1989; Wilson et al, 1988). 
          • En los seres humanos, los días con más horas de luz pueden reducir la edad de la menarquia (Dossus et al, 2013).
          • La melatonina también induce el sueño (Cajochen et al, 2003) y la falta de la misma puede resultar en trastorno del sueño o un cambio en el patrón de sueño (por ejemplo Ried y Zee, 2005; Dumont y Beaulieu, 2007). 
          • El Trastorno Afectivo Estacional (SAD), también se ha relacionado con la exposición a la luz que produce niveles de melatonina más altos de lo normal (Rosenthal et al, 1984; Wehr et al, 2001).
          • En los seres humanos, la melatonina suprime las contracciones uterinas (Olcese et al, 2013).
    • Interacciones sociales.
      • El calor y la luz de una fogata proporciona un punto focal natural para las reuniones sociales a salvo de los depredadores (Rolland, 2004). La hipótesis del cerebro social sugiere que el tamaño del cerebro aumentó por las exigencias de un grupo de gran tamaño, con la necesidad de procesar más información sobre la identidad, la reputación y las lealtades (Dunbar, 1998). 
      • El mantenimiento de una fogata es demasiado exigente para una sola persona y requiere cooperación mientras que permite a otros muchos tener acceso a ella. Esta forma de cooperación requiere la comprensión de un objetivo común, la capacidad de organizar la división del trabajo y la cooperación planificada para garantizar la recogida de combustible y la continuación de la llama (Tomasello, 2009; Twomey, 2013). La evidencia de Beeches Pit sugiere que hace 0,4 Ma el fuego no podría ser encendido intencionadamente y por lo tanto era necesario su mantenimiento durante largos períodos de tiempo (Preece et al, 2006). El fuego se obtenía quizá de otros grupos, lo que pudo afectar al desarrollo de redes sociales (Gamble, 1999).
    • Migraciones.
      • El fuego pudo permitir la dispersión de los hominini hacia el norte, con climas más fríos y su supervivencia durante los períodos glaciales (Gamble, 1999; Gowlett, 2006) gracias a la descongelación de alimentos (Brace 1999) y al mantenimiento del calor mientras dormían (Wrangham y Carmody, 2010), pero esta hipótesis no está confirmada por el registro arqueológico. No hay evidencia, por ejemplo, del uso del fuego en Dmanisi.
        • Es posible que los primeros Homo en llegar al norte de Europa lo hicieran durante un período interglaciar con un clima relativamente suave, por lo que el fuego no fue una necesidad (Gowlett, 2001). Cuando una glaciación comenzó a reducir la temperatura se habría planteado problemas significativos para el mantenimiento de la temperatura corporal y la recogida de alimentos y otros recursos. En ese momento, pudieron actuar presiones selectivas para el control de fogatas (Odling Smee et al, 2003). Por otra parte, las adaptaciones a climas frías incluyeron la práctica cultural del vestido,
      • La aparición simultánea del uso del fuego en el Levante Mediterráneo y Asia Oriental y más tardía en Europa, sugiere tres posibles escenarios:
        1. el uso del fuego no acompañó las primeras migraciones y surgió en Europa y Asia in situ en diferentes momentos (por ejemplo Roebroeks y Villa, 2011).
        2. el uso del fuego acompañó las primeras migraciones pero fue olvidado o practicado tan efímeramente que no dejó ninguna huella observable.
        3. el uso del fuego acompañó las primeras migraciones. pero no está representado en el registro arqueológico.
    • Cocina
      • La hipótesis de la cocina asocia el dominio del fuego con el Homo erectus (pero Michael Chazan, 2017). El calor es un producto importante del fuego que puedo haber tenido un efecto evolutivo a través de su uso en la cocina, mejorando la digestión (Milton, 2000) y la palatabilidad de alimentos de origen animal, lo que resultaría en una mayor obtención de energía y dieta de calidad (Aiello y Key, 2002; Carmody y Wrangham, 2009; Wrangham, 2017; pero no en la carne, por la licuación y pérdida de la grasa y la formación de compuestos indigestibles por las reacciones de Maillard), mitigado los efectos de las sustancias tóxicas de muchas plantas y tubérculos (Wrangham y Carmody, 2010). En general, el efecto probable sería  una ampliación del nicho de la dieta  (Leopold y Ardrey, 1972; Alperson-Afil y Goren-Inbar, 2006; Gowlett, 2006) y un cambio en las presiones de selección sobre el aparato digestivo y el sistema masticatorio (Wrangham, 1984).
      • El cocinado puede matar los patógenos, lo que reduce los costos de la reacción inmune de ingestión.
      • Aiello y Wheeler (1995) sugieren en su Hipótesis del Tejido caro que la expansión del cerebro hace alrededor de 1,5 Ma y luego hace 0,5 Ma se produjo gracias a la reducción de otro tejido metabólicamente caro, como es el intestino. Esto estaría relacionado con la introducción de una dieta de mayor calidad y más fácil digestión. Navarrete et al (2011) no encontraron corrrelación en mamíferos entre los tamaños del cerebro y del tracto digestivo, pero sí notaron que el tamaño del cerebro se correlaciona negativamente con los depósitos adiposos, que son caros de mantener. Por comparación con otros primates, los humanos disponemos de una significativamente mayor cantidad de tejido adiposo, especialmente durante la infancia, y menos músculo, pero también un gran cerebro (Vasey y Walker, 2001; Leonard et al, 2007; Snodgrass et al, 2009). Para que pueda darse esta excepción en los humanos fue necesario un ahorro de energía. Entre una serie de comportamientos propuestos y adaptaciones, está incluida la bipedación, un medio de locomoción más eficiente que el cuadrúpedo del resto de los primates, lo que sugiere que los humanos soportamos grandes depósitos de grasa porque son menos caros de llevar. La energía que proporcionan estas reservas adiposas es probable que sea una de las condiciones que permitieron un cerebro grande (Adrienne L. Zihlman y Debra R. Bolter, 2015). Esta visión renovada no resta importancia al cambio en la dieta inducida por el fuego.
      • El cocinado de los alimentos pudo haber contribuido a la reducción del tamaño del canino y molares (Lieberman et al, 2004) y del volumen oral y tamaño facial, así como al aumento de las amilasas salivares para digerir los almidones en la boca (Hardy et al, 2015) y una reducción de la miosina muscular en la mandíbula muscular ya que se requiere menos fuerza para masticar los alimentos (Lucas et al, 2006; para el mecanismo genético implicado, Stedman et al, 2004; McCollum et al, 2006).
        • Un punto de vista opuesto, considera que la evolución de la morfolgía cráneo-dental hace 1,5 Ma está influenciada en mayor medida por el consumo de carne gracias al carroñeo. La segunda fase rápida de encefalización, hace 0,5 Ma, sí estaría relacionada con la cocina (por ejemplo, Aiello y Wheeler, 1995).
      • El cocinado influye en la expresión genética, sobre todo de genes que se expresan en el hígado. Estos genes han sido seleccionados positivamente en los humanos actuales y también en denisovanos y neandertales (Carmody et al, 2017). En un estudio del cálculo dental de ATE 9-1, un fragmento de mandíbula datado en 1,2-1,1 Ma, de la Sima del Elefante de Atapuerca no se hallaron evidencias de cocinado de alimentos (Hardy et al, 2016).

    La grasa, los músculos y la piel en la evolución humana.

    grasa
    Distribución muscular entre los miembros superior e inferior en los simios.
    La fosilizacion no preserva los músculos, la piel, la grasa o los órganos. Para entender la evolución de estos tejidos en los hominini, Adrienne L. Zihlman y Debra R. Bolter presentan datos sobre la composición corporal de trece bonobos (Pan paniscus; siete machos y seis hembras) y la comparan con la del HAM y otros simios.

    De acuerdo con los resultados, en la evolución humana:
    • aumentó la grasa corporal.
      • En los siete P. paniscus el volumen de la grasa corporal resultó inesperadamente bajo, incluso en condiciones óptimas de cautiverio. Entre los chimpancés salvajes, hay pocos indicios de la capacidad de movilizar los depósitos de grasa en tiempos de restricción calórica, una capacidad adaptativa clave que disfrutan los orangutanes y posiblemente en menor grado los gorilas
      • Al contrario que en el HAM, en los bonobos un bajo volumen de grasa no es perjudicial para la salud.
      • Las hembras de P. paniscus muestran un volumen mayor de grasa, asociado a la historia reproductiva. La grasa corporal es dimórfica también en gorilas, orangutanes y algunos monos, además del HAM, y tiene un papel demostrado en la reproducción.
      • El aumento de grasa corporal en los humanos pudo tener las siguientes ventajas adaptativas:
        • Permitir la vida en ambientes en ambientes con menor disponibilidad de alimentos, gracias al almacenamiento de grasa corporal como reserva energética.
        • Las reservas de grasa ayudan a acelerar la reproducción, produce menos estrés en la madre y le permite una recuperación más rápida.
        • Se necesita energía extra para ayudar a alimentar nuestros grandes cerebros.
    • disminuyó la masa muscular relativa.
    • la masa muscular se desplazó a los miembros inferiores.
    • disminuyó la masa relativa de piel.
      • Las epidermis de los simios africanos son relativamente gruesas. Al contrario que en el HAM, las glándulas sudoríparas no responden al calor de estimulación. La pigmentación es discontinua. En ausencia de la cubierta del pelo del resto de los simios, la radiación UV puede penetrar la epidermis humana, causar daños en el ADN, interrumpir la producción de proteínas y destruir vitaminas, si bien los humanos cuentan con la protección de una pigmentación continua. La mayoría de las poblaciones de Pan viven en bosques con temperaturas ambiente tolerables. Sin embargo, algunas poblaciones soportan ambientes más calientes y secos, con pastizales abiertos y escasos árboles. Estos chimpancés pueden deplazarse por zonas abiertas durante la temporada de lluvias, cuando las temperaturas del aire son tolerables, pero durante la estación seca, cuando las temperaturas son altas, sus actividades se restringen a zonas con sombra. En Fongoli, Senegal, en los momentos más calurosos del año, los chimpancés se refugian en cuevas.

    jueves, 25 de junio de 2015

    Estudio tafonómico de Malapa

    Presentación Fig 1. General de Malapa.
    Localizacion de Malapa
    El yacimiento de Malapa se encuentra 15 km al nordeste de Sterkfontein. Los restos de Australopithecus sediba (MH1 y MH2), aparecieron al excavar un pozo de 3,3 m x 4,4 m y 4 m de profundidad, con sedimentos resultado de la erosión de un sistema antiguo de cuevas profundas, en la Facies D, datada en 1,977 ± 0.002 Ma, formada por un flujo de escombros, mientras que los sedimentos suprayacentes pertenecientes a las facies E y F se depositaron en forma de acumulaciones de barro a lo largo del suelo de la cueva, con la afluencia ocasional de material arenoso, como resultado de una corriente de agua. Durante gran parte de su historia deposicional, los sedimentos de las facies E y F fueron anegados. En términos de composición, los sedimentos de las facies D, E y F, representan una mezcla de depósitos mal ordenados autóctonos y alóctonos que contienen una alta proporción de material peloidal rico en manganeso, derivado de la reelaboración de sedimentos fangosos por insectos. En general, los sedimentos van haciéndose más finos, con arenas gruesas con bloques en la base de la facies E, hasta barro puro en la parte superior de la facies F, con bloques de dolomita aislados y fósiles incrustados.

    Figura 2. Composición de la fauna de Malapa.
    Composición de la fauna de Malapa
    Aurore Val, Paul H. G. M. Dirks, Lucinda R. Backwell, Francesco d'Errico y Lee R. Berger, presentan los resultados del estudio tafonómico de la asociación faunística. La diversidad del espectro de fauna, la presencia de animales con inclinaciones de escalada, la abundancia de especímenes completos y/o articulados y la falta de huesos modificados por carnívoros, indican que los animales se acumularon a través de una trampa en el sistema de cuevas sin acceso a los carroñeros. La co-ocurrencia de fósiles bien conservados, coprolitos de carnívoros, dientes de leche de hiena marrón, y algunos restos muy fragmentados y mal conservados apoya la hipótesis de una mezcla de sedimentos procedentes de cámaras distintas, recogidos en el fondo del sistema de cuevas por la acción de las corrientes de agua. Esta combinación de características tafonómicas explica el notable estado de conservación de los fósiles de homínidos, así como parte del material de la fauna asociada.

    Australopithecus sediba

    miércoles, 24 de junio de 2015

    Un húmero de Gombore extiende la variabilidad del género Homo

    Estratigrafía de Gombore I
    En las excavaciones dirigidas por J. Chavaillon en 1976 en Gombore I (Melka Kunture, Etiopía) apareció in situ, en la unidad 2 del nivel 3, datada en >1,39 Ma, una porción distal bien conservada de un húmero izquierdo de hominini conocido como Gombore IB-7594, Melka Kunture 3 o MK3, asociado a un rico conjunto lítico de transición olduvaiense achelense. El espécimen, ha sido considerado perteneciente a Homo, Australopithecus o Paranthropus.

    Gombore IB-7594, Melka Kunture 3 o MK3
    Fabio Di VincenzoLaura RodríguezJosé Miguel CarreteroCarmine CollinaDenis GeraadsMarcello Piperno y Giorgio Manzi han estudiado el húmero por vez primera. De acuerdo con su análisis, MK3 exhibe un conjunto de características dentro de la variabilidad del género Homo, sin una clara afinidad con Australopithecus o Paranthropus. De todos modos, MK3 añade una gran cantidad de variabilidad al género Homo. El gran tamaño de MK3 sugiere un peso corporal cercano a 90 kg, lejos de la gama del tamaño del cuerpo conocido para los Homo del Pleistoceno temprano.
    Los autores sugieren que la dimensión y la morfología de MK3 pueden ser considerados como una exaptación que se convirtió en útil cuando los primeros humanos poblaron altas altitudes, como la cuenca superior del Awash, en la meseta etíope, por encima de 2.000 m de altura.

    El grado erectus en África

    MK3 cae dentro de la variabilidad de Homo.
    MK3 extiende la variabilidad de Homo.

    martes, 23 de junio de 2015

    Oase 1 tenía un tatarabuelo neandertal.

    Árbol del ADNmt

    Algunos de los hallazgos más antiguos de cromañones proceden de Pestera cu Oase (Cárpatos, Rumanía). Trinkaus et al, 2003. Restos datados directamente en ca. 39,5–39,1 ka cal BP. Los hallazgos no están asociados con restos arqueológicos.
    • En febrero de 2002, los espeleólogos Ştefan Milota, Bîlgăr Adrian y Sarcina Laurentiu descubrieron Oase 1, una mandíbula madura completa. con una serie de características modernas como el mentón, la ausencia de arco superciliar y un cerebro de alto y redondeado. Sin embargo, varios aspectos arcaicos del cráneo y la dentición colocan el hallazgo fuera del rango de variación de los humanos modernos, como una cara grande, una cresta grande de hueso detrás del oído y dientes grandes, en aumento hacia atrás, así como un ramus excepcionalmente ancho.
      • Algunos investigadores consideran que este mosaico rasgos humanos modernos y neandertales es evidencia de hibridación.Características similares, se encuentran en un fósil de 25 ka antigüedad de un niño en Abrigo do Lagar Velho, o en los hallazgos de Mladec.
    • En junio de 2003 un equipo de investigación con Stefan Milota, Ricardo Rodrigo y Mircea Gherase descubrieron varios restos: 
      • Oase 2. Un esqueleto craneal anterior de adolescente. Muestra un arco sagital frontal excepcionalmente largo, combinado con un arco parietal muy curvado. Cresta de tamaño mediano. La posición de los huesos cigomáticos, implica un ramus mandibular ancho. Dientes grandes. Recuerda a los neandertales de Shanidar (Trinkaus, 2011).
      • Oase 3. Un hueso temporal izquierdo casi completo, del mismo individuo.
      • Fragmentos de lóbulos frontal, parietal y occipital.
    Qiaomei Fu, Mateja Hajdinjak, Oana Teodora Moldovan, Silviu Constantin, Swapan Mallick, Pontus Skoglund, Nick Patterson, Nadin Rohland, Iosif Lazaridis, Birgit Nickel, Bence Viola, Kay Prüfer, Matthias Meyer, Janet Kelso, David Reich y Svante Pääbo han efectuado el análisis genético de Oase 1. De acuerdo con los resultados:
    • Oase 1 perteneció a un varón. Los alelos del cromosoma Y pertenecen al haplogrupo F, presente en la mayoría de los varones actuales en Eurasia.
    • Un 6-9% de su genoma procede de neandertales. Tres segmentos cromosómicos de ascendencia neandertal miden más de 50 centimorgans, lo que indica que este individuo tenía un ancestro neandertal 4-6 generaciones atrás. Se detecta además una posible mezcla neandertal más antigua.
      • El genoma Neandertal Altai, comparte más alelos con Oase 1 que con los africanos subsaharianos.
    • Oase 1 comparte más alelos con los actuales asiáticos y nativos americanos que con los europeos de hoy en día, en contra de lo que podría esperarse. Pertenecía a una población que no contribuyó al acervo genético de los europeos actuales. Esto contrasta, por ejemplo, con Kostenki 14 (oeste de Rusia, datado en hace 39-36 ka), quien está más estrechamente relacionado con los europeos actuales que con los asiáticos orientales.
    • El ADNmt basado en todos los fragmentos, pertenece al mismo grupo que los actuales europeos. Sin embargo, el ADNmt basado en fragmentos desaminados se relaciona con el haplogrupo N (un gran grupo euroasiático).
    • La edad de Oase 1 en base al ADNmt puede estimarse en hace ca 36,33 ka (14,52-56,45 ka; intervalo de confianza del 95%).
    Comentarios de Jennifer Abbasi
    Comentarios de Bob Grant
    Comentarios de Will Dunham
    Comentarios de Luis Creo
    Comentarios de José Manuel Nieves
    Comentarios en Hominidés
    Llegada a Europa del Homo sapiens 
    Relaciones entre neandertales y sapiens. Contacto e hibridación.