sábado, 20 de abril de 2019

Teorías sobre la aparición del comportamiento moderno

Henshilwood y Marean (2003) sintetizaron los rasgos de la conducta humana moderna (Modern human behavior, MHB):
  • Enterramientos y prácticas rituales. 
  • Arte, adornos y decoración. 
  • Uso simbólico del ocre. 
  • Trabajo del hueso y el asta. 
  • Tecnología lítica laminar. 
  • Estandarización de los tipos de artefactos. 
  • Diversidad de artefactos. 
  • Construcción de hogares estructurados. 
  • Uso organizado del espacio doméstico. 
  • Redes amplias de intercambio. 
  • Explotación efectiva de grandes mamíferos. 
  • Movilidad estacional. 
  • Ocupación de ecosistemas rigurosos. 
  • Pesca y caza con proyectiles. 
Estos rasgos evidencian una elevada capacidad de planificación, continuas innovaciones económicas y sociales, pensamiento abstracto, lenguaje articulado plenamente desarrollado, concepción de la idea de la muerte, comportamiento simbólico, capacidad de representar gráficamente objetos y conceptos.

Christopher JH Ames et al (2013) niegan la validez de la categoría "comportamiento moderno" por vaga y mal definida y proponen definirla en términos extrictamente conductuales.

Fundamentos de la Arqueología Cognitiva
Inicialmente, el "comportamiento moderno" se asoció con los humanos anatómicamente modernos (HAM) y se consideraba que había surgido de forma brusca hace unos 40 ka, tal como se reflejaba en el registro arqueológico del Paleolítico Superior europeo. Nuevos descubrimientos revelaron que tanto el HAM como el "comportamiento moderno" se desarrollaron gradualmente en África en los últimos 300 ka y que el registro arqueológico de los últimos neandertales incluye enterramientos, uso de pigmentos, enmangados, ornamentación personal y otras manifestaciones "modernas" (Zilhao, 2011). Otros autores ponen el acento en la emergencia de ciertas capacidades cognitivas o en la presión demográfica y la transmisión cultural (Francesco d’Errico y William E. Banks, 2013).

Langbroek (2011) propone que deberíamos imaginar la emergencia del "comportamiento moderno" como un proceso ramificado de evolución darwiniana. Dentro de ese marco, las "cogniciones" serían respuestas a presiones selectivas, creando así una variedad de resultados que no pueden ser calificados unilinealmente como más o menos modernos.

Para Christian A. Tryon y J. Tyler Faith (2013) el énfasis en los factores sociales y ambientales cambia nuestras expectativas en la búsqueda de los orígenes del comportamiento moderno. Si los patrones varían con los diferentes entornos sociales y físicos, entonces deberíamos esperar una calibración temporal y espacial en la expresión de los elementos vinculados al comportamiento moderno. Esto es consistente:
  • Con la irregular distribución temporal-espacial de las huellas arqueológicas asociadas a la modernidad (d'Errico 2003; d'Errico y Stringer 2011; Habgood y Franklin 2008; McBrearty y Brooks, 2000; modelo cultural de d'Errico y Stringer (2011); modelo de mosaico policéntrico de Conard, 2008).
  • Con un origen biológico africano para nuestra especie, y un origen euroasiático para el Auriñaciense (Mellars 2006).
  • La presencia en yacimientos neandertales de algunos comportamientos clásicamente relacionados con los humanos modernos (d'Errico y Stringer 2011).
Modelo Sintético para la MSA en el Sur de África. Conard y Porraz, 2015.

 Modelos para la evolución cultural y del comportamiento humano moderno

Los investigadores han desarrollado varios modelos basados en el registro arqueológico de la MSA, que difieren en las trayectorias y fechas de los cambios, mecanismos causales, foco geográfico y alcance general (Will, Conard y Tryon, 2019).
  1. McBrearty y Brooks (2000) sugieren que esta evolución cultural fue un proceso largo, gradual y acumulativo en África, que comenzó con el origen del sapiens hace ca 200-150 ka, en una única población conectada. La naturaleza revolucionaria del Paleolítico Superior europeo se debe más a la discontinuidad del registro arqueológico que a las transformaciones culturales y cognitivas. Son los yacimientos africanos más antiguos los que deben darnos el punto de partida. Entienden que los sapiens arcaicos engloban con probabilidad varias especies. En la MSA existe un fuerte componente laminar en conjuntos muy antiguos como Gademotaa o Kapthurin (280 ka). También una producción sistemática y patrones de diseño formal de puntas, con la existencia de estilos regionales. Reconocen las tradiciones culturales. Destacan las industrias geométricas y microlíticas en contextos de MSA. Interpretan que la mayor abundancia de caza de animales peligrosos en la LSA se debe a una ampliación del espectro dietético debida a la presión demográfica. De modo parecido opinan Henshilwoodd y Marean (2003).
    • J. Lind et al (2013) defienden un origen temprano y achacan a la lentitud de la evolución cultural en sus etapas iniciales el hecho de que no dispongamos de manifestaciones culturales claras hasta mucho después de 170 ka.
    • Para Cela y Ayala, este es el esquema más razonable para entender las evidencias arqueológicas, paleontológicas y moleculares. La nueva mente y quizá el lenguaje son patrimonio de nuestra especie a lo largo de todo el lapso de su existencia.
    • Para d'Errico (2003) McBrearty y Brooks reconocen la modernidad en los registros africanos y crean la impresión engañosa de una acumulación gradual de estos rasgos en África. En su opinión, estas listas de rasgos no necesariamente pueden ser aplicadas a las poblaciones humanas que vivían en ambientes radicalmente diferentes y que tenían diferentes trayectorias culturales. Para d'Errico el "comportamiento moderno" no es un concepto útil y se debería explorar la emergencia de la innovación cultural en cada región del mundo, independientemente de la filiación taxonómica de la población en cuestión.
    • El patrón temporal del cambio tecnológico es más complicado que el sugerido por  McBrearty y Brooks, aunque se detectan algunas señales de fondo de complejidad creciente en la mayoría de las regiones.
  2. Klein (1994, 2000, 2008, 2009; apoyada por Bar-Yosef, Davidson, Noble, Stringer, Gamble, Mellars, etc.) propone un repentino origen del comportamiento moderno en África hace ca 50-40 ka, coincidiendo con el origen de la LSA y un marcado incremento de la complejidad material.  Este proceso fue posibilitado por una mutación genética que provocó cambios neurológicos (por ejemplo el lenguaje) y un florecimiento de las innovaciones en el comportamiento. Esta mutación surgió una sola vez en una población y los cambios culturales se extendieron a otros grupos interconectados. Para Klein (2001) los yacimientos típicos de la MSA de finales del Pleistoceno Medio y comienzo del Superior (Blombos Cave, Klaises River, Border Cave…) se caracterizan por lascas más o menos alargadas extraídas de núcleos preparados; entre los retocados predominan raederas, denticulados, puntas bifaciales y elementos de dorso. Estos hallazgos son muy semejantes a los del musteriense y Klein no acepta las tradiciones regionales. MSA se diferencia de LSA claramente en la menor variedad de tipos líticos, estabilidad y uniformidad de los conjuntos en el tiempo y el espacio, ausencia de objetos de hueso, concha y manifestaciones artísticas. Los artefactos en hueso y 39 conchas perforadas con restos de ocre hallados en Blombos Cave y atribuidos a la MSA (75.000 años) podrían deberse a una mezcla de los materiales estratigráficos. Durante la LSA hay una intensa actividad pesquera y de caza de pájaros, lo que manifiesta una tecnología sofisticada, que no existe de ningún modo durante la MSA. Los restos de conchas son mucho más grandes en la MSA lo que indica una recolección mucho más intensiva durante la LSA. Durante la LSA, los cazadores recolectores cazaban focas en la costa entre agosto y octubre, cuando las crías de 9-10 meses pueden ser interceptadas junto a la línea del mar. Por el contrario, en la MSA la movilidad estacional parece no existir, lo que Klein interpreta como una dependencia de las fuentes de agua. Por último, en la LSA los humanos cazaban animales peligrosos gracias al uso del arco y la flecha.
    • Hay amplia evidencia del registro arqueológico africano para rechazar el modelo de Klein (McBrearty y Brooks, 2000; Henshilwood y Marean, 2003; Lombard, 2012; Conard, 2013).
    • Estudios recientes no encontraron bases neurológicas ni genéticas para un cambio revolucionario durante MIS 3 (Mallick et al, 2016; Neubauer et al, 2018). Muchas innovaciones de comportamiento, como la fabricación de cuentas de concha, herramientas óseas y grabados abstractos se pueden remontar a MIS 5 en varias regiones de África. Otros comportamientos, como el uso de ocre, el enmangamiento y el forrajeo costero, se remontan a MIS 6 o antes. 
  3. Para Parkington (2001, 2003, 2010), el uso de recursos marinos con alta concentración de nutrientes específicos del cerebro, condujo a cerebros más grandes y a un aumento de las funciones cognitivas en MIS 5 (hace ca 130–74 ka).
    • La evidencia de forrajeo costero es débil en África Occidental y Oriental, mientras que las poblaciones de las regiones interiores también han producido evidencia temprana de cultura material avanzada y los neandertales muestran comportamientos ampliamente comparables (Will et al, 2019).
  4. Marean (2011, 2015, 2016) vincula la evolución de la cognición avanzada y el aumento de la socialidad con los cambios climáticos del Pleistoceno Tardío que comienzan en MIS 6, con algunos grupos centrados en zonas costeras densas con recursos predecibles que provocaron grandes cambios en la territorialidad, la formación de grupos etnolingüísticos y complejas relaciones sociales entre grupos distantes a través de la cultura material. (Will et al, 2019).
    • La evidencia de forrajeo costero es débil en África Occidental y Oriental, mientras que las poblaciones de las regiones interiores también han producido evidencia temprana de cultura material avanzada y los neandertales muestran comportamientos ampliamente comparables (ver Will et al, 2019).
  5. El "Modelo sintético" (por ejemplo, Jacobs et al, 2008; Jacobs y Roberts, 2008, 2009; Henshilwood y Dubreuil 2011; ver discusión en Conard et al, 2014) se centra en el rico registro del sur de África y sostiene que la evolución conductual temprana de H. sapiens en esta región se caracteriza por abruptos y discontinuos cambio culturales con dos periodos de innovación cultural cortos y desconectados en MIS 4, seguidos de fases menos sofisticadas. Estos cambios se explican principalmente por fluctuaciones demográficas, con un aumento de las conexiones intergrupales que conducen a una mayor complejidad cultural y una posterior propagación hacia el norte (ver también Mellars, 2006; Mellars et al, 2013). La relación con el resto de África no está clara. Considera que las tecnologías de la MSA Still Bay (SB) y Howiesons Poort (HP) representan entidades culturales y períodos de excepcional innovación y se basa en gran medida en los resultados de las excavaciones de yacimientos como Blombos, Diepkloof, Sibudu, Hollow Rock Shelter y Apollo 11, así como las dataciones obtenidas por Jacobs y Roberts (2017) de hace 73,2-70,6 ka y 66,8-58,2 ka respectivamente. Los investigadores hacen hincapié en unas cronologías y complejos tecnológicos difusos (Conard y Porraz, 2015).
    • Hay poca evidencia de un patrón unilineal y discontinuo.
  6. Conard (2005, 2008, 2010a, 2013) sugiere un modelo de "Modernidad policéntrica en Mosaico", rechazando la idea de un origen en un lugar concreto de África. El modelo, en cambio, favorece un patrón descentralizado, heterogéneo y de múltiples orígenes a escala global. Enfatiza la contingencia histórica, con formas de comportamiento "modernas" que ocurren en diferentes momentos en diferentes contextos ambientales, sociales y económicos. Este modelo asume capacidades cognitivas y de comportamiento iguales entre las diferentes poblaciones.
    • Este modelo es el que mejor encaja con las evidencias disponibles.
    • Para ampliar el modelo desde un punto de vista analítico, se puede recurrir a ideas teóricas recientes sobre paisajes culturales y adaptativos con fuertes desniveles (Kuhn, 2006; Lombard, 2012; 2016; véase también Kandel et al, 2016). Estos paisajes presentan varios picos y valles adaptativos de diferentes alturas, correspondientes a los máximos y mínimos locales de adaptación. Recientemente, arqueólogos como Kuhn (2006) y Lombard (2012, 2016) han adoptado este concepto para sistemas socioculturales con picos de diferentes alturas para mayor aptitud o complejidad cultural, lo que refleja la influencia de múltiples factores. Se pueden aplicar tales analogías al registro africano durante 200-30 ka: la agregación de regiones con diferentes características geológicas, geográficas, ambientales, biológicas y demográficas, produce un paisaje de aptitud física "global" con topografías espaciales complejas. Se puede predecir que estas condiciones rara vez resultarán en soluciones o adaptaciones panafricanas únicas, óptimas y estables. Más bien, los humanos modernos tempranos se enfrentaron con una multitud de estados adaptativos locales, subóptimos, que variaban dinámicamente en cada región, a diferentes ritmos debido a diferentes estímulos externos e internos. Los escasos periodos durante los cuales los factores externos e internos actuaron de manera similar en diferentes regiones podrían dar como resultado soluciones ampliamente comparables (por ejemplo, el norte frente al sur de África durante MIS 5). Además, la transmisión de información entre grupos conectados pudo servir como atractores para alcanzar picos adaptativos similares, creando señales regionalmente homogéneas en ciertas circunstancias, pero también conducir a una mayor divergencia entre las regiones. Las diferencias en la trayectoria temporal entre regiones también pueden ser amplificadas por los efectos de inercia, con la acumulación diferencial de soluciones pasadas que dan forma a los caminos de las decisiones posteriores. El punto de vista aquí formulado enfatiza que los patrones de evolución cultural están afectados por múltiples factores e históricamente contingentes en las condiciones iniciales de las poblaciones (dependencia del camino). Estas ideas comparten puntos en común con modelos matemáticos que enfatizan un vínculo entre el tiempo, la demografía y la complejidad cultural (por ejemplo, Shennan, 2001; Henrich, 2004; Powell et al, 2009; Kolodny et al, 2015) y las ideas de sistemas complejos en los que la interconectividad y el número de agentes ("NK landscapes") desempeñan un papel crucial en la gestión de la complejidad y el cambio cultural (Kauffman, 2000; Bentley y Maschner, 2003).

Evidencias de capacidades culturales
Datación estimada (ka)
Aislamiento genético Mbuti
>170
Re-flujo genético de Asia a África
(que no alcanzó Sudáfrica)
>170
Morfología del hueso hioides
>500
Genes raros en poblaciones click-speaking
35-50
Concordancia de árboles genéticos y lingüísticos
>170
Explosión cultural europea
30-40
Herramientas líticas avanzadas
>500
Enterramientos rituales
>500
Fuego
>1,000
Las manifestaciones del simbolismo en las distintas culturas arqueológicas.
Las pruebas de emergencia de conducta humana moderna que suelen presentarse son:
  • Enterramientos con cáscaras de avestruz y huesos perforados (collares) de hace 100.000 años en Border Cave (Sudáfrica) y Zhoura (Marruecos).
  • Armas en forma de proyectiles y enmangamientos:
    • La más temprana evidencia de enmangamiento es objeto de controversia y procede de Kathu Pan, Sudáfrica, con una datación de ca 500 ka (Wilkins et al,2012; Wilkins y Schoville 2016; Rots y Plisson, 2014). Con mayor aceptación, se han encontrado evidencias datadas en MIS 7/8 en África (por ejemplo Rots y Van Peer, 2006), Levante Mediterráneo (por ejemplo Boëda et al 2008; Shea, 1993) y Europa (por ejemplo Mazza et al, 2006; Rots, 2013). La distribución espacial de estos hallazgos indica que sus autores pertenecen a poblaciones humanas diferentes, lo que sugiere que el enmangamiento corresponde a un comportamiento convergente con múltiples lugares de origen (Barham, 2013). 
    • Yonatan Sahle et al (2013) identificaron 16 armas de proyectil compuestas en el conjunto de la Formación Gademotta, Etiopía, 8 de ellas datadas en más de 279 ka.
    • En Pinnacle Point 5-6 (PP5-6, Sudáfrica), para elaborar las puntas de piedra, había que encontrar y recoger un tipo específico de piedra llamada silcrete. Luego, reunir leña y transportarla al lugar de tratamiento de la piedra y calentarla a la temperatura adecuada. Se erosionaba la roca para formar hojas diminutas y afiladas, y se unían con masilla a madera o hueso para crear herramientas compuestas en forma de flechas o dardos. Esta tecnología compleja se ha datado en 71 ka y ha dejado restos durante 11 ka en PP5-6, lo que implica transmisión cultural.
    • En Klasies River, Sitio Principal, se hallaron evidencias de caza con arco datadas en hace más de 60 ka (Bradfield et al, 2020)
  • Piedras ornamentales en Seggédim (Níger 130 ka). Piedra silcreta con líneas cruzadas (seis cruzadas por otras tres) realizadas con un marcador de ocre de Blombos Cave, datada hace 73 ka, procedente de un nivel Still Bay (Henshilwood et al, 2018).
  • Muchos yacimientos con cuentas, objetos grabados y perforados (40-20 ka).
  • Para Ambrose y Lorenz (1990) las puntas de tipo Still Bay y los conjuntos Howiesons Poort (70-60 ka) representan una muestra de la capcidad de los humanos modernos para responder a los cambios en la distribución de los recursos producidos por las transformaciones de las condiciones ambientales.
  • Serie de arpones en hueso del yacimiento de Katanda (Congo) y artefactos de madera de Blombos Cave (70 ka).
  • Explotación de recursos marinos y fluviales. Se han recuperado restos de peces, moluscos o artefactos de pesca en Blombos, Katanda, Klasies River, Die Kelders y Sea Harvest. En 2011 se publicó el hallazgo en la cueva de Jerimalai, en la isla de Timor Oriental, de 38.000 huesos de 2.843 peces de 23 especies diferentes capturados por humanos hace 42.000 años. Entre los restos hay huesos de atunes, tiburones y rayas, lo que significa que estos primeros humanos ya pescaban mar adentro y en las profundidades.
  • Hay pruebas de estructuración del espacio doméstico en Katanda, Mumbwa Cave (Zambia) Rose Cottaghe Cave (Sudáfrica), Rhafas (Norte de África) y Wadi Sodmein (Norte de África).
  • En 2012, el equipo dirigido por Francesco d’Errico documentó el análisis de objetos hallados en Border Cave, montañas Lebombo, KwaZulu-Natal (Sudáfrica), datados en 44 ka.
    • Según Backwell, los resultados del análisis han demostrado, "sin lugar a dudas" que, hace 44 ka, los habitantes de Border Cave utilizaban palos de escarbar que incorporaban piedras perforadas, iguales a los palos utilizados tradicionalmente por los San.
    • Una punta de hueso estaba decorada con una espiral llena de ocre rojo, semejante a las flechas de caza de los bosquimanos.
    • El análisis químico de los residuos en un palo de madera, decorado con incisiones, datado en 24 ka, revela que, al igual que los objetos de los San, utilizados para la misma finalidad, se utilizaban para transportar un veneno (ácido ricinoleico) presente en las semillas de ricino, lo cual representa la primera evidencia de uso del veneno.
    • Los investigadores también hallaron un trozo de cera de abejas, mezclado con resina tóxica, envuelto en fibras vegetales elaboradas a partir de la corteza interior de una planta leñosa. Es la evidencia más antigua conocida de la utilización de la cera de abejas.
    • Además, el estudio de las herramientas de piedra descubiertas en las estas capas arqueológicas muestra una evolución gradual en la tecnología de las herramientas de piedra.
  • Pigmentos. 
    • En 2011 Christopher Henshilwood et al publicaron el descubrimiento en la cueva de Blombos, Sudáfrica, de un taller de hace 100 ka que aparentemente fue utilizado por Homo sapiens para hacer, mezclar y almacenar ocre; los restos recuperados permiten intuir el proceso completo de la fabricación de la pintura. Para Lyn Wadley representa una evidencia de pensamiento abstracto. 
    • Destacan también los hallazgos en la cueva Apolo 11 (Namibia) datada en 28-26 ka, si bien Millner y colaboradores (1999) han defendido una datación de cerca de 60 ka. 
    • Desmond Clark y Kurashina (1979) en su estudio de Gadeb, que puede tener hasta 1,5 Ma, llamaron la atención acerca de la presencia de fragmentos de basalto muy desgastados que al ser raspados dan pigmento rojo, pero no hay ningún indicio de que fuesen raspados.
    • En Isernia la Pineta, Italia (ca 610 ka; Coltorti et al, 2005), algunas piedras muestran coloración roja (Cremaschi y Peretto, 1988).
    • Dejando de lado esta posibilidad, los primeros restos de ocre rojo tienen 300-250 ka: GnJh-15 (Kenya; McBrearty y Brooks, 2000), Twin Rivers Kopje (Zambia; Barham et al, 2000), Terra Amata (Francia; de Lumley 1966), Hunsgi Locality V (Sur de la India; Paddaya, 1976)
      • El uso de pigmentos se ha atribuido a fines decorativos, pero estos yacimientos no contienen pinturas en las piedras ni instrumentos coloreados. Podrían haberse utilizado para decorar el cuerpo humano, pero también para mejorar la conservación, para la protección solar o como adhesivo para enmangamientos.
        • La hipótesis del uso de pigmentos por las hembras (FCC, female cosmetic coalitions hypothesis; Knight, Power, y Watts 1995; Power 2009, 2010, 2014; Power, Sommer, y Watts, 2013) propone que las mujeres utilizaron los pigmentos para simular la menstruación e impedir que los varones distinguiesen las fértiles de las lactantes o preñadas; de esta forma, la atención masculina se repartiría entre todas las hembras y no solo entre las capaces de concebir. 
        • Por el contrario, Kuhn (2014, cheap-but-honest” signaling hypothesis) recalca que los pigmentos son la forma más económica de mostrar señales y coordinar la acción a través de rituales de pequeña escala que promueven la identidad compartida y la cooperación.
    • Barhanm (2002) encontró numerosos restos de pigmentos en Twin Rivers en contextos asociados con el comienzo de la MSA. En otros conjuntos de la MSA sudafricana como Kapthurin o Kabwe se constata también el uso del ocre. Para él, es una evidencia clara de comportamiento simbólico.
    • Ian Watts, Michael Chazan, y Jayne Wilkins (2016) han reexaminado las colecciones de Kathu Pan 1, Wonderwerk Cave y Canteen Kopje, datadas en más de 1,1 Ma (Beaumont y Bednarik, 2013). Los pigmentos están ausentes en los materiales achelenses, salvo en las colecciones más jóvenes. En los contextos Fauresmith (al menos 500 ka) se utilizan de forma irregular. Hace ca 300 ka, los pigmentos se utilizaban de forma regular en toda el área, con transporte a distancias considerables y uso en entornos iluminados por el fuego.
Objetos hallados en Border Cave
-       Estas evidencias indican tres cosas:
o    Los cambios cognitivos de Homo sapiens se traducen en indicios de una cultura moderna desde la aparición de nuestra especie en África.
o    El aumento de complejidad fue gradual.
o    Sólo dejando de lado los indicios africanos es posible asombrarse ante la aparición súbita de la explosión artística auriñaciense.
-       Las tesis gradualistas hablan de manifestaciones artísticas o simbólicas ya en el Pleistoceno Medio, con los ergaster. McBrearty y Brooks (2000) reducen al sapiens la conducta simbólica.
-       Los gradualistas tendrán que aceptar que las manifestaciones supuestamente artísticas de los periodos achelense (grado erectus) y musteriense (Neandertal) son muy escasas, de significado dudoso y, por así decirlo, cogidas por los pelos en cuanto a su contenido simbólico. En realidad lo que hacen Sally McBerry y Alison Brooks es ampliar la explosión de la eclosión artística de 40.000 a 100.000 años pero siempre dentro de la autoría por Homo sapiens


¿Hasta que punto las decoraciones geométricas o los pigmentos pueden considerarse manifestaciones de un pensamiento simbólico? La respuesta parece arbitraria.

LA RELIGIOSIDAD

Se considera que están ligados a prácticas religiosas los siguientes hallazgos:
  • Enterramientos intencionados con claros ajuares. Los enterramientos indican el concepto de la existencia de otro mundo al que se puede acceder después de la muerte con ciertas condiciones (ritos y ajuares).
  • Manifestaciones gráficas en lugares oscuros, dentro de las cuevas y en cierto modo aislados de la sociedad en lugares ocultos (manos, teriántropos, figuras de animales, signos, etc.). 
  • Estatuillas de intencionalidad poco conocida, pero con signos que parecen indicar un fin preciso (humanos bestializados o teriántropos, sexo, maternidad, etc.).
El comportamiento religioso surgió en el Paleolítico Superior, hace menos de 30 ka, pero algunas manifestaciones, como los ritos funerarios, se remontan al Paleolítico Medio, hace 300 ka, protagonizadas por los neandertales y los primeros sapiens. El ritual, la espiritualidad, la mitología y el animismo pudieron haber tenido historias separadas antes de combinarse en un comportamiento religioso.
El entierro intencional, sobre todo si se acompaña de objetos de prestigio, es una de las primeras formas detectables de práctica religiosa. Aunque controvertida, la evidencia sugiere que los neandertales fueron los primeros homínidos a enterrar a los muertos intencionalmente, en tumbas poco profundas junto con herramientas de piedra y huesos de animales (Shanidar en Irak, Kebara Cave en Israel, y  Krapina en Croacia). Algunas marcas de descarnamiento de los huesos de los fallecidos neandertales (Combe-Grenal y Abri Moula en Francia) sugieren razones religiosas.
Recreación del enterramiento neandertal de Shanidar
Algunos arqueólogos proponen que las sociedades del Paleolítico Medio pudieron haber practicado alguna forma de totemismo o adoración de los animales. Emil Bächler sugiere un generalizado culto al oso cavernario.
Los primeros entierros humanos indiscutibles se remontan a 90.000 años (Skhul, Qafzeh, Israel), con uso de ocre rojo, un pigmento de mero valor simbólico, y de una variedad de objetos funerarios.
Otros estudiosos creen que la religión sólo apareció hace unos 50 ka, momento en el que se datan varios enterramientos con ajuar funerario y pinturas rupestres. En Lascaux (17 ka) aparecen representaciones de bestias extrañas que han sido interpretadas como indicios de creencias chamánicas.
El primer entierro conocido indiscutible de un chamán se ha datado en 30 ka en un yacimiento en la República Checa y corresponde a una mujer.
Entre los enterramientos descubiertos, muy pocos son lujosos y además su frecuencia baja a media que transcurre el tiempo, quizá por un empeoramiento progresivo de las condiciones de vida. Los entierros masculinos son más frecuentes y los de niños son raros.
Para Vincent W. Fallio, el culto a los antepasados surgió en las complejas sociedades del Paleolítico Superior. Las élites de estas sociedades pudieron haber utilizado los rituales especiales y el culto a los antepasados ​​para solidificar el control de sus sociedades. Las sociedades secretas pueden haber desempeñado una función similar.
Las figuritas de Venus, que se producen abundantemente en el Paleolítico Superior, proporcionan un indicio de magia simpática: pudieron haberse utilizado para asegurar el éxito en la caza y para lograr la fertilidad de la tierra y las mujeres.

Venus de Willendorf


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